Cuidar adecuadamente tu nuevo tatuaje es esencial para asegurar una cicatrización óptima y mantener su belleza. Primero, mantén el área limpia y seca: lava suavemente el tatuaje con agua tibia y un jabón que contenga clorhexidina, tres veces al día. Sécalo con una toalla limpia, dando toquecitos suaves sin frotar, y aplica una capa delgada de la crema recomendada por tu tatuador. Repite este proceso durante al menos dos semanas. Evita la exposición directa al sol y resiste la tentación de rascar o retirar las costras que puedan formarse. 

Otra opción es utilizar una película protectora especial que se coloca el día del tatuaje y se retira después de un mínimo de ocho días. Es crucial no remover esta película antes de tiempo, ya que hacerlo podría arrancar el pigmento y dañar el tatuaje. 

Siguiendo estos cuidados con cariño, tu tatuaje sanará correctamente y lucirá vibrante por mucho tiempo.

Es fundamental evitar sumergir el tatuaje en agua, como en piscinas o jacuzzis, durante al menos dos semanas. También debes evitar el uso de ropa ajustada que pueda irritar la piel. No expongas tu tatuaje a la luz solar directa; utiliza bloqueador solar una vez que esté completamente cicatrizado. Además, evita el uso de productos químicos agresivos en la zona del tatuaje.

Para mantener la apariencia de tu tatuaje, es recomendable hidratar la piel regularmente. Usa cremas hidratantes que no contengan alcohol y que sean adecuadas para tu tipo de piel. Mantener una buena salud de la piel en general también ayudará a que tu tatuaje luzca mejor por más tiempo.

Si notas enrojecimiento excesivo, hinchazón o secreción, es importante que consultes a un profesional. Estos pueden ser signos de infección y deben ser tratados de inmediato. No dudes en contactar a tu artista de tatuajes o a un médico si tienes alguna preocupación sobre la cicatrización de tu tatuaje.